Un nuevo paradigma
Desde hace un año funcionan en la
Facultad de Periodismo de la UNLP sanitarios igualitarios para todxs. Una
mirada a la intimidad de un espacio igualitario.
Por Joaquín Manzanos
Salta de la canilla el
chorro de agua mientras unas uñas violetas aplican cuidadosamente el rimel
sobre unas largas pestañas. Metro y medio al costado una remera del Barça se
cierra disimuladamente el cierre del jean luego de haber orinado en un
mingitorio. No hay risas, ni comentarios, ni guiños cómplices. Tampoco miradas
incómodas. Solo dos personas satisfaciendo sus necesidades con cotidianeidad.
Todos los días la misma escena vuelve a repetirse; son los baños de uso común
(mal llamados mixtos) de la facultad de Periodismo y Comunicación Social.
Acusada en su momento de simbólica o superficial, la medida fue decidida por la decana de la facultad, Florencia Saintout, en el marco de la entrada en vigencia de la Ley 26.763 de Identidad de género. La propuesta había sido cambiar la auto percepción desde los aspectos más cotidianos, cómo dijo Saintout los baños “son en forma indistinta para varones, mujeres y para lo que cada uno decida y quiera ser”.
En los límites del bosque, cruzando Diagonal 113, en la confluencia con 63 un espacio verde se abre tras las rejas oxidadas. Al fondo se levanta la facultad dónde cursan 5.000 hombres y mujeres. Y otrxs. Un edificio moderno y cuadrado, con grandes ventanales y terrazas. Cuidado por fuera, limpio y ordenado por dentro. Las paredes lisas se rompen aquí y allá con los afiches de las agrupaciones ordenadas por colores. “Una luchadora por los derechos de la mujer”, reza un afiche electoral del MAS, “Te invitamos a jugar con los chicxs”, invita otro de La Walsh, “Ya se viene: Acción Género. Polleras cortas para cambiar la realidad”, anuncia uno amarillo del “Colectivo de trabajo”. La problemática de género es un debate central en una facultad, pionera en los derechos de las minorías. La primera en tener una profesora trans, la primera en tener baños comunes a ambos géneros.
A través de los
pasillos en cada uno de sus cuatro pisos hay dos baños. En ninguno de ellos se
exhibe el típico cartel Hombre/Mujer. Sin embargo cómo residuo de viejas épocas
algunos conservan los mingitorios tapados por una mampara, mientras otros
poseen sólo cabinas para los inodoros. Limpios, iluminados, brillantes, los
baños tienen grandes espejos, mesadas de granito y puertas marrones. No se
podría adivinar su particularidad de no ser por la diversidad de personas que
comparte su intimidad de iguales.
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