Sus compañeros y compañeras pintaron un mural en 1 y 67 para recordarla en el lugar donde trabajaba como prostituta.
Por Marianela Manzanares
Carolina González Abbat, o La Moma, como le decían sus
conocidos, fue estrangulada en su departamento el 19 de octubre de 2011. Por el
hecho no hay ningún imputado, ya que el principal sospechoso se suicidó meses
después del crimen.
Al cumplirse dos años del asesinato, sus compañeras
y amigos cortaron la calle en 1 y 67, el lugar donde ella trabajó durante años
como prostituta. El objetivo fue concientizar a los vecinos sobre las
realidades sufridas por las personas trans, como así también recordar una vez
más a La Moma.
Durante el evento hubo una radio abierta que leyó
el documento que también fue entregado a los ciudadanos que pasaban por el
lugar. Además se realizó una charla sobre “Estrategias legales contra la transfobia”,
la misma fue llevada a cabo por abogadas del Centro de Investigación y Acción Jurídica
y por el Observatorio de Género de la Defensoría del Pueblo. El fin de esta charla fue
brindar herramientas a los presentes para producir al cierre de la actividad un
pequeño manual antirrepresivo LGTTTBIQP.
El grupo Destapo-Test realizó una intervención
callejera pintando un mural en su recordación. En el mismo paredón ya se había
realizado una producción similar pero fue tapada por desconocidos.
En diálogo con Andrea Fernández, amiga de Abbat y
organizadora del evento, expresa la impunidad sobre el caso, ya que la autopsia
realizada por la Policía
dio asfixia como causal de muerte, aunque hubiera señales de pérdida de sangre.
“Cuando muere una chica trans se tapa todo”, consideró. Aun hoy sobran dudas
acerca de su muerte, pero más aun sobre sus asesinos, porque si bien hubo un
sospechoso del cual se encontraron huellas en el lugar del crimen, este se
suicidó meses después y nunca hubo un condenado, aunque se cree que participó
más de una persona.
Fernández asegura que la mataron por ser travesti y
que estas prácticas violentas se repiten constantemente, en manos de sus
clientes, que después de haber consumido sus servicios sexuales las golpean o
las matan para tapar su culpa y para que no queden testigos de sus gustos
homosexuales.
Carolina “La Moma” González Abbat, murió a los 35 años, sus
compañeras lamentan no poder verla envejecer.
No hay comentarios :
Publicar un comentario