jueves, 7 de noviembre de 2013

Humor, sensualidad y libertad




Un personaje muy conocido en diversos bares de la ciudad. Artista multifacético, no se define como actor ni escritor. Alberto Bassi desarrolla un monólogo humorístico con un fuerte contenido porno que a veces despierta tanto amores como rencores.

Por Marco Caponera


Con su pelo largo y despeinado, Alberto Bassi presenta su show en distintos bares de la ciudad, como también en Capital desde hace varias décadas. Camina por las calles de La Plata, y su personalidad siempre llama la atención. 
  
Sube al escenario sobre botas de suela gruesa, pantalones ajustados, campera de cuero roja y más de una cadena colgando del cuello. De fondo suena una guitarra y sonido acuático. “No hagamos el amor en silencio” es el tema con el que inicia su recital. "Tiene que ver, concretamente, con el placer que me da describir lo que pasa, lo que te van a ser o lo que le vas a hacer al otro", asegura.

Expresa su arte comunicando sentimientos, sensaciones que pueden ser tomadas de distintas maneras, de acuerdo con la subjetividad de cada uno.
Lo que hace en el escenario y en la vida es ir en pos de la libertad. De la libertad en todo sentido, de la libertad interior, de la libertad sexual, de la libertad con el otro.
En su unipersonal, donde dos músicos acompañan las canciones que escribe, se mueve, grita, expresa lo que siente. Es un show porno-humorístico que a veces provoca reacciones encontradas en el público.
Cuenta que una vez tuvo una experiencia terrible. Una señora estaba sentada en una mesita con un señor y empezó a hacer “El slip rojo”, una canción que produce reacciones contradictorias, desde la risa desenfrenada hasta lo que le pasó a esa mujer, que empezó a insultarlo desde su mesa.
En momentos como ese piensa que quizás haya una persona en el fondo del local que lo está escuchando, así que cierra los ojos y actúa para ese espectador. Cree que uno va construyéndose a sí mismo también a partir del rechazo que produce: “Si sólo recibiera flores, sería otra persona, tendría otras reacciones para con este mundo. Pero está bien así”.

Envidia profundamente a las personas famosas, ya que ellos pasaron la etapa de los filtros, y quienes van a verlo, van porque les gusta y ya saben con lo que se van a encontrar. Nadie va a ir a verlas para silbarlas o agredirlas, sino que van a ir sus fans para aplaudirlas y disfrutar del espectáculo.

Alberto condujo una radio durante tres años que se llamó La canción popular en Francia y en Italia. Maneja ambos idiomas y le sirvió para explorar sus capacidades vocales, su articulación. Se ocupaba de hacer una historia de la canción popular francesa e italiana, traducía las letras y al final terminaba siempre con un texto suyo.

También hizo traducciones y versiones del castellano al francés de El día que me quieras o Volver, tangos cuyos repertorios lo ayudaron a encontrar su estilo tanto en la interpretación como en la escritura.

Comenzó con sus shows cuando tenía 18 ó 19 años en una época donde lo censuraron mucho, no podía actuar en cualquier lugar porque no lo querían. Ahora se presenta ante un público más joven, que busca cosas distintas, y lugares más abiertos. “Me parece que es un quemo censurar en este momento”, dice, y asegura que la censura tiene que ver con el miedo, con la represión hacia el otro: "La persona que censura tiene mucho miedo de encontrar cosas de sí misma en la persona a la que está censurando".

Su show toca lo humorístico, lo melancólico y lo absurdo, pero sobre todo el sexo. Dice que la homosexualidad está siempre en primer plano, que es algo fundamental: “Es algo que se nota desde el primer tema del recital hasta el último, pero no tiene demasiada importancia, ya que es un factor completamente superficial”. Pone por ejemplo su gusto por Serrat, que a pesar de que sus canciones están siempre dedicadas a una mujer, le transmiten muchas cosas.
Lo que Serrat le transmite va mucho más allá: 
-Tiene que haber un poder de traslación mínimo porque, si no, nadie podría escuchar música, nadie podría leer nada, nadie podría ir a ver una película si no te están representando a vos mismo en la escena, y eso es una locura.

Presentará su show de fin de año el sábado 7 de diciembre a las 21:30 en El moura, Diag. 74 e/ 57 y 58, donde promete que va a haber algunas sorpresas, bombachas, slip's, bóxers, y algunos monólogos recién horneados.

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